CONCEJAL DEL AYUNTAMIENTO DE MAELLO

Portavoz del Grupo Parlamentario Popular
Miembro de la Comisión de Cuentas


RESPONSABLE CONTABLE Y FINANCIERO

Observatorio Económico de la Provincia de Ávila
Experto colaborador del SEPE
Asesor Fiscal y Economista
Gestor y Administrador
Auditor de Calidad

domingo, 31 de marzo de 2013

LA FELICIDAD COMO EL SENTIDO DE NUESTRA EXISTENCIA


"Desde hace más de dos mil millones de años se sigue reflexionando sobre la felicidad. Es algo que de alguna manera todos buscamos, queremos experimentar y parece algo escurridizo.

¿Qué es la felicidad? 

Si quisiéramos explicar cada uno de nosotros qué es la felicidad, estaríamos muy equivocados. Para ello debemos de mirar en los sitios donde nunca miramos. El arte de preguntar es un arte esencial. La clave no es dar respuesta a las viejas preguntas sino es encontrar respuesta a las preguntas que nunca antes nos habíamos hecho. La felicidad no es un enigma, la felicidad es un misterio. Frente a los misterios hay que posicionarse desde el asombro, la curiosidad y la humildad porque los misterios no se descubren sino se desvelan. Nosotros lo único que podemos hacer es ponernos en unas condiciones adecuadas para que se desvele ese misterio ante nosotros y podamos experimentarla. La felicidad no es un destino, no es un lugar al que ir sino una forma de vivir, un camino que recorrer, una forma de ser y de estar en el mundo.

Hay que diferenciar el concepto de bienestar subjetivo como aquello que colma los sentidos, con la felicidad, que es la que colma el corazón. Están conectados y forman un todo en una persona; pero también son diferentes. La persona no sólo puede conocer las realidades materiales, las que captan nuestros sentidos, sino también las realidades suprasensibles, aquellas que son de carácter espiritual. También hay formas de hacer que nos genere una mayor  experiencia de felicidad y otras que nos alejan de ser feliz. Nos preguntamos ¿Qué podemos esperar? ¿Es la muerte el final? ¿Es el paso a otra dimensión? La clave de todo está en el ser que se hace esa pregunta, la persona humana. El ser humano, que desea conocer, ha llegado no sólo a conocer lo más diminuto sino también lo más grande. Sin embargo el hombre pasa frente a él y no se asombra de la maravilla. Y el ser humano es como si se ocultara, como si se escondiera de sí mismo y como si jugara al escondite. Si estamos hablando de felicidad cuando tenemos dinero, tenemos trabajo, un prestigio, etc…… no estamos hablando de felicidad. Hay que entender la felicidad cuando el bienestar subjetivo desaparece. Por supuesto que la felicidad tiene una conexión con el bienestar subjetivo. Hay que entender la felicidad cuando aparecen los tres grandes oponentes del ser humano: el mal, tanto el físico como el moral, la muerte y el sufrimiento. Por eso la pregunta sobre la felicidad es la pregunta sobre el sentido de la vida. No la de dar un sentido a la vida sino la de preguntarse si la vida ya tiene un sentido. Si podemos mirar al mal, podemos mirar a la muerte y podemos mirar al sufrimiento sin salir corriendo. Y si hay en el mal, en la vida y en el sufrimiento más que amar en la vida, qué hay que temer. Y si merece la pena vivir a pesar de que la vida es un drama para algunas personas.

El sentido de la vida tiene que ver con plantar pequeñas semillas en la vida, de esperanza, de ilusión, de confianza a otras personas. Todos sabemos que nuestra naturaleza biológica precisa de una emoción que es el miedo. Sin esta emoción no hubiéramos podido sobrevivir a lo largo de los años. Nos hace estar cautelosos y estar más alerta; pero tiene que estar en la dosis adecuada. Más allá ya no es miedo, es pánico o terror. También hay otra emoción que necesita nuestra biología, es el amor, que está en otro nivel. El amor como agradecimiento a las cosas de cada día. Tanto uno como el otro no pueden residir en el mismo corazón porque son incompatibles. Si por la mañana al levantarnos nos fijáramos en todas esas cosas que hay en nuestra vida y que podríamos agradecer en lugar de todo aquello que no nos gusta, experimentaríamos una ausencia de miedo ante la vida. Un corazón resentido es un corazón lleno de irá. Hoy podemos decir que hay una relación directa y demostrada entre los estados emocionales y la salud. Hay muchos estudios que lo han demostrado. Por supuesto que la persona más positiva del mundo puede sucumbir ante una enfermedad agresiva, por supuesto que a una persona no hay que forzarla a ser como ella no elige ser. Ahora bien, es importante saber la relación que hay entre los estados emocionales de la persona y la salud. Es cierto que cuando tenemos estados de ánimo bajos el cuerpo segrega sustancias que al subir empiezan a morir neuronas. Mientras que cuando una persona tiene un estado de ánimo totalmente contrario al anterior, segrega el cuerpo otras sustancias diferentes que favorece el tener amor, que ayuda a ser a las personas valientes. Por amor podrías hacer muchas veces lo que no haría nunca por el dinero. Dentro de nosotros hay un héroe o una heroína dormido. Lo que pasa que para que despierte tiene que haber el estimulo adecuado y ese estimulo es el amor, el amor a un sueño, a un ideal. 

Es cierto que tenemos dos sistemas nerviosos, el simpático y el parasimpático, que tienden al equilibrio. Cuando se activa el simpático con momentos de desesperación, ira, etc….. se gasta mucha energía mientras cuando se activa el parasimpático es momento de recuperación. Cuando la situación de desesperanza, miedo, ira, etc…… es sostenido en el tiempo afecta al sistema cardiovascular aumentando el trabajo en el corazón, hipertensión, aumento del colesterol, etc. Las emociones afectan por tanto a la salud. Por el contrario, la alegría, la compasión, la serenidad y el equilibrio protege al sistema cardiovascular. El sistema simpático y parasimpático llegan hasta los ganglios linfáticos que segregan linfocitos que actúan frente a bacterias, virus y tumores. El sistema nervioso simpático asociado a estados de ira, de resentimiento, de miedo, etc……….. dificulta la generación de nuevos linfocitos. Mientras que la activación del sistema parasimpático favorece la nueva generación de linfocitos. Además actúa sobre el bazo que también es un lugar básico para luchar sobre tumores, bacterias y virus, llega el sistema nervioso vegetativo. También está unido a la médula ósea donde se producen los glóbulos rojos y las plaquetas. La faceta biológica del ser humano está unida a la emocional, son dos facetas que están conectadas y no se pueden separar.

Si nos entrenáramos en el agradecimiento, si nos entrenáramos en la compasión, en la generosidad, en el apoyo, en el consuelo, viviríamos una vida con un nivel de miedo totalmente distinto y estaríamos en condiciones mucho mejores para que se nos desvelara ese misterio que probablemente es la felicidad.

Debemos dejar el individualismo en el que pensamos muchas veces, que el infierno son los demás. En la vida no hay amigos ni enemigos sino simplemente maestros. Si ves a un hombre bueno imítale y si ves a un hombre malo, examínate a ti mismo. El sentido de la vida, de la felicidad, es plantar semillas de esperanza, de ilusión, de confianza, de entusiasmo, de inspiración, aunque nosotros mismos no las veamos florecer. Aceptando que en estas semillas anidará tanto la imperfección de este mundo como la perfección y belleza que los cristianos tenemos de Dios."